Sea por una mudanza a otra ciudad o barrio, por cuestiones económicas, debido a un traslado laboral , problemas de convivencia o estar a disgusto con algún establecimiento, bajo o pobre desempeño académico o expectativas no satisfechas en lo pedagógico o relacional, los colegios reciben cada año, entre 20 y 50 alumnos nuevos. La mayoría cuenta con herramientas y estrategias para recibir a los recién llegados y ayudarlos en su transición.
Los métodos son de los más variados: invitarlos al colegio unos días antes de comenzar las clases para que se familiaricen con las instalaciones; entregarles un anuario del año anterior para que vayan conociendo las caras de sus compañeros; asignar una maestra o un compañero tutor por cada alumno que ingresa, para que pueda orientarlo. Otras estrategias apuntan también a la integración y recomiendan enviar tarea a las casas en grupos previamente armados para favorecer la integración; sentar al «nuevo» junto a los alumnos «viejos» más abiertos, y organizar un agasajo para las familias que ingresan a la institución, para que se sientan parte de la comunidad. En algunos casos, estos encuentros se realizan al aire libre, en un día de fin de semana, para que la adaptación llegue a toda la familia.
Un chico nuevo es una familia nueva. Lo importante es abrir las puertas y transmitir que se está presente para lo que necesiten; que los papás no tengan miedo de acercarse ni de preguntar cómo están sus hijos y de despejar cualquier clase de duda. Los alumnos nuevos se insertan rápidamente si tienen una actitud positiva y abierta. Los chicos son buenos receptores de quienes quieren integrarse. A quienes ingresan se les suele aconsejar que se abran, que muestren ganas de hacerse amigos. En los colegios lo importante son los pequeños detalles y no tanto las grandes estrategias. El desafío es cómo acercar a los alumnos nuevos a sus gustos personales (deportes, música), aclarar las pautas de cada establecimiento sin darlas por supuesto y tener en cuenta la singularidad de cada chico.
A los padres de alumnos nuevos se les aconseja confiar en la nueva elección que hicieron. A veces deciden el cambio sin estar del todo convencidos y esa inseguridad se las transmiten a sus hijos que perciben esa tensión y las dudas y termina entorpeciendo la integración. Para que esta decisión sea exitosa, los especialistas insisten en que los papás deben estar atentos a las necesidades y gustos de los hijos y abandonar la propia ilusión o expectativa (por ejemplo, la de que el hijo estudie en el mismo establecimiento del papá o que vaya a una colegio bilingüe muy exigente). El exitismo feroz de los adultos no permite elegir con libertad y de acuerdo con las necesidades de cada hijo. Muchos pequeños vuelven exhaustos a sus casas y no tienen tiempo para vivir y para jugar. No siempre el colegio exigente bilingüe es la mejor opción y esto no implica empujarlos al fracaso.
El cambio de escuela es una decisión compleja que resulta saludable cuando los problemas de convivencia y relación son importantes o cuando existe un proceso reiterado de fracaso académico. No obstante, es preciso analizar cada caso y tener en cuenta las particularidades de los chicos.
Consejos para evitar que el alumno nuevo se aísle:
Adaptación: los colegios desarrollan distintas estrategias para evitar el aislamiento de los alumnos nuevos. Recomiendan que los chicos recorran con sus familias la escuela antes del comienzo de clases para familiarizarse con la institución. Algunas escuelas sugieren entregarles a los chicos un anuario del año anterior para que vayan conociendo referencias del colegio y de sus compañeros.
Seguimiento: en algunos casos, los colegios designan maestros especiales o tutores para que realicen un seguimiento personalizado del alumno que se incorpora y orientarlo durante las primeras semanas de clases. Una estrategia muy común es recomendar que los docentes armen equipos de trabajo en el aula y promuevan la integración de los compañeros. Otra posibilidad que aconsejan los especialistas es que también se promueva el trabajo de grupos en tareas fuera de la escuela, para favorecer especialmente la integración de los chicos nuevos. Clases mezcladas: muchos colegios, en los primeros años de la primaria, mezclan las secciones de un grado al comenzar el año. Así, todos los alumnos se esfuerzan por integrarse y no sólo los que acaban de incorporarse.