La situación de la educación actua en Argentina atraviesa, desde hace años, una gran crisis. Lejos de haber tenido mejoras, esta crisis se ha ido profundizando y agravando en estos últimos 12 años.
La formación docente para la primaria es muy pobre tanto en los didáctico, como también en los contenidos. Se pone todo el acento en el marco teórico. Se llevan adelante diseños curriculares muy «lindos», pero muchos maestros enseñan sin conocer la totalidad de la disciplina. Dentro del sisema educativo, la escuela secundaria es la que se encuentra en peor situación. No se manejan los contenidos como debe ser, no se tiene una visión totalizadora de lo que se va a enseñar, ni el para qué. Carecen de pensamiento lógico-matemático, y de lenguaje.
En lo que respecta a la relación maestro-alumno se perdió la jerarquía porque hay, entre varias cosas, una gran ausencia de límites. La educación la constituyen mentes que se comunican, aunque se tenga el mejor hardware, gran tecnología y la mejor infraestructura. La problemática arranca en los hogares porque muchas familias de hoy en día no tienen el concepto de que estudiar requiere trabajo , dedicación, perseverancia y esfuerzo. Los padres no asumen la posición de padres, muchos pretenden ser amigos de los hijos y es así como muchos chicos no poseen realmente padres. Ese rol está muy desdibujado. El docente no puede reemplazar esta falta, y mucho menos cumplir ese rol y, como sabe que el sistema hace agua por todos lados, no se preocupa demasiado. Es así como se pierde el clima de trabajo en la escuela.
La escuela requiere un clima de trabajo, de estudio, en las distintas disciplinas. Los padres no valoran eso. En las clases medias, dicen “mi hijo está bien educado” y lo único que piden es “inglés, computación y gabinete pedagógico”. Y los chicos son totalmente ignorantes. Muchas veces da vergüenza el nivel vulgar y tan chato que se ve en todos los ambientes en las nuevas generaciones como resultado de esta situación. Está de moda en la facultad estudiar los registros del lenguaje, pero no aplicarlos en la vida. Se le habla a todo el mundo de la misma forma, en la calle, en la tele, con los amigos, con los padres, etc. El chico, en especial el adolescente, tiene que notar la asimetría existente entre el profesor y su lugar como alumno. En las clases sociales más bajas, suele darse el problema inverso, los docentes hacen abuso de esa asimetría, del poder que tienen, y no le enseñan al alumno todo lo que le tienen que enseñar porque saben que no existe el reclamo (estas familias no tienen posibilidades de saber qué le tienen que enseñar al chico).
Por otro lado, en las clases argentinas se pierde el 50% del tiempo en lograr cierto orden cuando el profesor está en el aula. Y eso porque falta totalmente el respeto, en esa relación algo está fallando. El sentido de autoridad se tiene que ejercer de arriba hacia abajo. Y es así como, la gran mayoría de los estudiantes no saben por qué protestan y se rebelan, pero igualmente, lo hacen. Se deforma o que significa la participación, ocupan espacios que no ocupan los que quieren estudiar y, hasta discuten sobre la ley de educación sin haberla leído…
Con reformas como las de la provincia de Buenos Aires, eliminando aplazos, y con los planes Fines que facilitan completar el secundario, se está institucionalizando la desidia. Puede comprenderse la aplicación de estos Planes en áreas en donde el estudiante no tiene una escuela cerca, sino a muchos kms de su casa y, le quedaron unas materias pendientes, pero no debería implementarse en Buenos Aires, provincia y menos aún en la CABA. Los colegios están obligados a avalar el Plan Fines por ser una decisión del Consejo Federal de Educación y que la Ciudad de Buenos Aires lo aceptó. Lo que termina sucediendo es que los alumnos a los que les quedan pendientes materias difíciles o que requieren de mucho estudio y que no logran aprobar, ahora con el plan Fines van a alguna escuela que no tiene el mismo nivel pedagógico, en donde les hacen unas simples preguntas y se la dan por aprobada.
Es así como terminan obteniendo un título secundario. Aprueban en días materias que exigen cierta competencia y, si bien en las actas queda constancia de que esa materia se aprobó por el plan Fines, en el título no lo dice. Entonces uno que dio 3 ó 4 materias por ese plan, pasa y se recibe, como otro que se esforzó estudiando y sí sabe. No se llega a entender por qué hay que implementar este «sistema» que auspicia analfabetos, sobre todo en Capital Federal, donde los chicos no tienen un impedimento espacial ni geográfico, para ir a una escuela y recibirse. La realidad es que se «regalan» títulos y ésto se lleva adelante sólo con el fin de aumentar una estadística de la cantidad de egresados.
El sistema es caótico en todos lados, y la privada no escapa a eso. Son caóticas ambas; la privada vende un poco más “hardware”, audiovisual, insumos, equipamiento, pero igualmente tiene fallas en la interacción docentes-alumnos, en el nivel de enseñanza y en la exigencia. El clima puede ser un poco mejor. Los padres se asustan del desorden. Pero la escuela depende de qué concepción de país tengamos; la educación podría ser toda pública… no hay más que ver cómo es el sitema educativo en países nórdicos como Noruega, Suecia y Finlandia. Acá hoy las diferencias sociales son tan grandes y culturalmente los chicos pertenecen a familias completamente diferentes.
Además, pareciera ser que, en la actualidad, está mal vista la exigencia y las calificaciones, tanto a alumnos como a maestros. Se compite en todas partes, menos en la escuela. Se han arruinado hasta ciertas escuelas de elite, como el Nacional Buenos Aires y el Carlos Pellegrini. Se mantiene sólo el nivel en el ingreso, pero no el de la enseñanza.
En las escuelas privadas se puede elegir al docente y, previa indemnización, prescindir de un maestro si no encaja en el proyecto, si no se desempeña como uno espera. La escuela es la patronal; esa es una ventaja de la privada. En la escuela pública, uno se la pasa resolviendo problemas legales, sumarios, pavadas, por la constante pelea por los cargos, las horas, etc. Además, en las privadas se pueden tener a los alumnos más controlados. El que no respeta las normas, se lo manda al gabinete psicopedagógico, y si luego de eso sigue haciendo lo que quiere, a fin de año se les explica a los padres que en el colegio no tiene más lugar.
En lo que respecta a las evaluaciones a maestros, éstas no se hacen de modo regular, oficial y continuo. Al gremio docente no le importa el sistema educativo. No quieren evaluar porque dicen que eso es en detrimento de las escuelas pobres. Los gremios en la escuela pública dominan el sistema educativo. La verdad es que en los gremios hay muchos maestros que no trabajan en el terreno, que no están frente a los alumnos. El gremio es un gran problema. Como todo gremio tiene sus vicios. Y un poder muy grande para poner y sacar gente. En lo privado no inciden tanto. Allí se puede elegir a los docentes.