En comparación y, a diferencia de lo que sucede en muchos países de la región, la legislación argentina prohíbe divulgar la información sobre evaluaciones educativas y esto da como resultado que no se puedan comparar las distintas instituciones y que se vayan corrigiendo las deficiencias existentes. Elegir una escuela sin conocer sus resultados académicos es una tarea difícil (casi imposible) para los padres argentinos.
Existen 2 leyes y algunas disposiciones del tan cuestionado INDEC que prohíben explícitamente la difusión de los resultados de las evaluaciones de la calidad educativa detallados escuela por escuela. Muchos países como México o Brasil ofrecen sitios en la web que permiten conocer “la nota” que sacó cada escuela en diferentes pruebas de calidad y compararlas entre sí. En la Argentina, por el contrario, está prohibido. “La política de difusión de la información sobre los resultados de las evaluaciones resguardará la identidad de los/as alumnos/as, docentes e instituciones educativas, a fin de evitar cualquier forma de estigmatización, en el marco de la legislación vigente en la materia” dice el artículo 97 de la ley nacional de educación, sancionada en 2006.
La misma norma que crea el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), la ley N° 17.622, establece en su artículo 10 que las informaciones que se suministran a los organismos del Sistema Estadístico Nacional “serán estrictamente secretas y sólo se utilizarán con fines estadísticos”. Los datos se pueden suministrar y publicar, en compilaciones de conjunto, “de modo que no pueda ser violado el secreto comercial ni patrimonial, ni individualizarse las personas o entidades a quienes se refieren”. Y la reglamentación de esa norma -el decreto 3110/l70, que regula el Sistema Estadístico Nacional (SEN)- precisa que “las declaraciones y/o informaciones individuales no podrán ser comunicadas a terceros -aunque se trate de autoridades judiciales o de servicios oficiales ajenos al SEN- ni utilizadas, difundidas o publicadas en forma tal que permitan identificar a la persona o entidad que las formuló”.
La intención de preservar la identidad de los establecimientos y de los alumnos, al difundir los datos sobre su rendimiento es difícil de justificar. Es simple matemática la que llega a deducir que , si se difunden los datos, al alumno o escuela que le va peor tendrán más posibilidades de mejorar. No obstante, hay que ser humilde en cuanto al impacto esperable de la difusión de información porque no es mágica y debe ir acompañada de buenas decisiones. Se sabe que toda información existente puede ser bien o mal utilizada. La difusión de los resultados de calidad escuela por escuela puede favorecer la temida estigmatización de los establecimientos porque el principal determinante de esos resultados es el nivel socioeconómico de los alumnos.
Las evaluaciones de calidad ofrecen muchos detalles de las fortalezas y las debilidades de cada escuela y pueden ser útiles para, a partir de esa información, mejorar las prácticas y la capacitación docente. Además, las autoridades pueden diseñar políticas escuela por escuela porque saben cuáles son las que van mejorando y cuáles las que aún necesitan más ayuda.